Por Roberto Cota Briceño
De cuando en cuando, surgen en internet (concretamente redes sociales) personajes que afirman ser una cosa que no son y aun cuando la verdad se descubre, ellos siguen manteniendo la mentira con tal de seguir ganando notoriedad, sea como sea, en las benditas redes sociales.
El más reciente caso es el de Geraldine Fernández, ilustradora de 30 años de edad, graduada de la carrera de diseño gráfico y oriunda de Barranquilla, Colombia, esto no tendría nada de extraordinario si no es porque la señorita Fernández afirmaba que había trabajado con Studio Ghibli en la más reciente película animada y nominada y ganadora de un Globo de Oro, El Niño y la Garza.
Según se puede leer en su perfil de Linkedin, estudió una maestría en diseño editorial en una Universidad de Barcelona, además ahí mismo se puede leer que estudió en la Universidad de Tokyo donde supuestamente hizo una Maestría en Diseño y Artes Aplicadas, en este punto ya no sabemos que creer, pues las mentiras de Geraldine fueron demasiado lejos y ya cualquier cosa que se diga de ella, no suena tan descabellado.
Geraldine trabaja ( o trabajaba, según los rumores al escribir estas líneas) en una compañía llamada Tecnoglass, empresa que se dedica a la venta de vidrios, a quienes la misma ilustradora agradeció por apoyarle para trabajar con Studio Ghibli a la par de su chamba en esta empresa e incluso le pagaron una maestría.
La cosa es que Geraldine estuvo diciendo su mentira por meses, la gente comenzó a creerle, los medios se enteraron y quisieron entrevistarla, ella dio muchas entrevistas, afirmando que efectivamente había participado en El Niño y la Garza como ilustradora, que había conocido a Hayao Miyazaki y que incluso él le llamaba “La Colombiana”. Vaya, llegó a tal punto la mentira, que “La Colombiana” dijo que había realizado 25,000 frames ella sola y que eso constituía básicamente los primeros 15 minutos de la película animada. Incluso mostró en su computadora imágenes que después de descubrió que no eran de ella.
Cuando la película se comenzó a estrenar en distintas partes del mundo, los internautas notaron que el nombre de la ilustradora no aparecía en los créditos de la película y al buscar la ficha de IMDb no se encuentra su nombre por ningún lado. La bola de nieve siguió creciendo cuando se descubrió que las ilustraciones que Fernández tenía en distintas cuentas de redes sociales eran en realidad de otros artistas, se descubrió que su maestría en Japón (pagada por la empresa Tecnoglass) en realidad había sido de manera virtual y no presencial. La revista Cambio descubrió que los certificados que ella usaba para demostrar sus estudios en realidad eran de una participación en un simposio y una investigación sobre cerámica.
Cuando todo se comenzó a saber, los medios buscaron de nuevo a Geraldine, quien se mantuvo firme en su mentira: “Todo lo que yo hice es real” afirmó categóricamente. “Lastimosamente, por temas de confidencialidad de Studio Ghibli, yo no puedo mostrar más allá de lo que he mostrado, de lo que he dicho, hasta que la película no salga de carteleras y se vuelva comercial”. Además afirmó que borró sus cuentas de redes sociales debido al hate “Los estoy ignorando porque yo soy consciente de lo que hice, soy consciente de lo que trabajé, de lo que ilustré, de lo que hice, de lo que realicé, por lo que no tengo por qué responderle a cada uno de ellos”.
Cuando los internautas comenzaron a increparle porque su nombre no aparece en la película ella se defendió diciendo “los nombres de los productores, directores, guionistas e ilustradores principales son los que aparecen. Los que dan la cara en los premios. No aparecemos todos”.
No conforme con eso, en una entrevista a una estación de radio, Geraldine Fernández cambió su versión y dijo que había trabajado con un equipo de ilustradores “trabajé un par de escenas, en un par de ilustraciones, no en toda la película… hice unos 200 o 300 dibujos. Hice un par de escenas, las cuales eran la composición de 25 mil fotogramas, pero no hice los 25 mil fotogramas. Quiero aclarar que sí hubo algunas cosas en las cuales se exageró”. Pues parece que esta chica no supo cuando detenerse, pues a pesar de que poco a poco su mentira seguía cayendo más y más, ella se mantenía en lo mismo.
Las Redes Sociales a la carga
Además acusó que estaba siendo objeto de acoso en redes sociales y que comenzaba a sentirse vulnerable “de lo que me arrepiento también es que por más de asumir el error, también me arrepiento de que la vida me haya cruzado con personas en las cuales lo único que genera es hacerme daño, o sea, yo me puedo llegar a suicidar y aquí al mundo le vale un carajo” Cuando el entrevistador le preguntó si había llegado a considerar esa posibilidad dijo “¡Sí! Y yo no lo estoy diciendo porque esté loca o porque esté llamando la atención, o sea, es que la gravedad del asunto es … ahora, mientras yo estoy hablando contigo, el celular no ha parado de sonar y así fue toda la noche, y que se acerquen a mi casa…”
La situación llegó al punto insostenible, Geraldine, acorralada, tuvo que admitir (por fin) que todo había sido una mentira, pues apareció un comunicado en redes sociales firmado por la ilustradora donde admite que nunca participó en la cinta dirigida por Hayao Miyazaki “Todo lo sucedido fue producto de un mal ejercicio que reconozco y de lo cual estoy arrepentida, considero que mi afición y admiración por la técnica de ilustración y mi profesión como diseñadora, me animaron a comentar en círculos cerrados mi labor como ilustradora en algunas escenas. Reconozco ante la opinión y el resto de medios que la situación se me salió de las manos y para mí fue muy difícil retractarme en esos momentos, logrando así impactar a mis amigos, familiares, colegas, jefes, compañeros de trabajo, entidades y sociedad en general”.
La noticia brinca el charco
En Japón ya se enteraron de la existencia de esta ilustradora y del revuelo que estaba causando en el país cafetalero en incluso ya a nivel continental, tan fue así que el periódico Asahi Shimbun, considerado el segundo tabloide más leído de Japón ya reportó el fraude, “Hice el arte de una película de Ghibli. ¿Todo fue mentira? Elogios toman un giro repentino y causan revuelo en Colombia” es el titular de la nota que toma datos de diferentes medios de comunicación de Colombia.
“La historia de la ilustradora que afirmaba haber desempeñado un papel importante en la producción de las películas de Ghibli era falsa. Este tema está causando revuelo en Colombia, Sudamérica. Los medios de comunicación que publicaron ampliamente la entrevista sin ningún fundamento se vieron obligados a disculparse, se puede leer en Asashi Shimbun.
Y colorín colorado… oh, wait…
Y uno pensaría “bueno, finalmente admitió su mentira, está arrepentida, ya podemos cerrar el asunto”, pueeees….. nop. El más reciente capítulo de esta historia de mentiras llega el día de hoy, sábado 20 de enero de 2024 cuando se da a conocer que estudiantes de diseño de varias partes de Colombia planean demandar a la Universidad Sergio Arboleda por estafarlos, pues el pasado més de octubre, Geraldine Fernandez dio un seminario de animación en esa universidad, en la publicidad del evento se puede leer que la presentan como ilustradora de Studio Ghibli. Los demandantes supuestamente pedirán reembolso de los talleres, hospedajes y vuelos a Barranquilla, por lo que al parecer, esta historia no ha terminado.